IoT o Internet of Things: ¿revolución o fiasco?

Como en casi cualquier cosa, en el asunto del Internet de las cosas también hay disparidad de opiniones.

En indiscutible que en los hogares medios cada vez hay más y más productos conectados a la red. Hablamos de asistentes virtuales metidos en altavoces, Smart TVs, dispositivos de domótica, robots de cocina, aspiradoras con su propio algoritmo…

Aunque esto va más allá del hogar, porque también llevamos prendas y complementos (los famosos wearables) o los vehículos, que ya incorporan su conexión propia. 

¿Pero realmente “es para tanto”? Eso es lo que vamos a tratar de analizar.

En realidad, dependerá de lo que entendemos por revolución.

 Es cierto que ha transformado en cierta medida la forma de utilizar Internet. De hecho, los usuarios cada vez dependen menos de un único dispositivo para navegar por la red.

 Pero lo que pretendemos analizar en este post es si esta realidad conectada está teniendo reflejo en el comercio electrónico o, al menos, está generando un volumen de negocio interesante.

 Es importante hacer esta distinción si queremos tener una visión panorámica. Son dos aspectos diferentes y que no han tenido un desarrollo en paralelo.

Algunos se las prometían muy felices y veían un gran recorrido en la posibilidad de utilizar esos productos conectados para vender de manera directa. En este aspecto, sí podemos decir que el desarrollo no va al ritmo deseado.

 El uso de los altavoces inteligentes y otros dispositivos con micrófono está teniendo un crecimiento asimétrico. Por un lado, está el voice search, que ha sido ampliamente adoptado por los usuarios para realizar consultas sin pantalla.

 Pero esto no ha redundado en un voice commerce asentado. Las posibilidades son inmensas, pero parece ser que los que deben hacerlo aún no han conseguido dar con la tecla para convertir esto en un canal de ventas realmente eficiente.

Al margen de la voz, es posible que recuerdes otras iniciativas relacionadas con el comercio en el IoT.

 Una de las más sonadas fueron los Dash Buttons, unos pequeños dispositivos vinculados a un único producto con los que Amazon intentó llevar la domótica al aprovisionamiento (sin demasiado éxito).

 Siempre nos quedará la duda de si fue una apuesta real que fracasó porque el mercado no estaba lo suficientemente maduro o, por el contrario, la idea era obtener patrones de consumo y comportamiento de los clientes.

Esto es otra cosa: aquí sí podemos hablar de un éxito sin discusión. A los usuarios les fascinan los productos smart.

Parecen haber descubierto en ellos una forma más sencilla de hacer las cosas y, especialmente el segmento más tecnológico de la población, no tiene problemas en pagar más por la versión conectada de los productos convencionales.

De hecho, podemos ver los miles de millones de dólares que ha movido desde 2017 y cuál es la proyección en los años que están por venir hasta 2025.

En realidad, hay diferentes nichos eCommerce relacionados con el IoT. Es un atributo que modifica de manera muy relevante categorías y segmentos.

Hablamos, por citar un ejemplo ya comentado, de las aspiradoras robóticas. Este mercado ha crecido exponencialmente en los últimos años y cumple con todos los preceptos para considerarse nicho (especialización, singularidad y competencia no generalista).

Aunque, si te has fijado en el título del epígrafe, habrás visto que hablábamos de servicios. Y es que una de las características de muchos de estos productos que utilizan el Internet de las Cosas es que generan su propio ecosistema comercial.

Voy a ponerte otro ejemplo para explicarme mejor. Imagina un robot de cocina que tiene una serie de recetas Premium o un smart watch con su propia tienda de aplicaciones. En este caso hay una oportunidad de negocio relacionada con bienes digitales “intangibles” o infoproductos.

Incluso puede servir para captar registros para campañas de email marketing a los que vender posteriormente productos basados en ese dispositivo y en su comportamiento y hábitos de uso.

Ya sabemos que no hay un producto perfecto, y los basados en el Internet de las cosas no son precisamente una excepción. Antes de lanzarte de cabeza a este nicho, debes tener en cuenta que te puede dar algunos problemas por sus peculiaridades:

• Necesitan que los usuarios sean avanzados tecnológicamente, lo que es un freno en muchos casos.
• Tienes que tener un servicio de atención al cliente muy especializado y que conozca al detalle el producto.
• Obsolescencia (programada o no): Puedes llamarlo como quieras, pero es cierto que, cuanto más se tecnifica un producto, más propenso es a dar fallos que el cliente no puede reparar. Incluso aunque no dé fallos como tales, puede quedarse obsoleto y no funcionar con las nuevas versiones del software que los mueve.

 Esto lo tienes que valorar en el caso de decidir entrar en un mercado como este.

Imágenes | Unsplash, Statista.