Cómo ser productivo sin dejarte la piel en el camino (2)

Se podría decir que este post es la segunda parte de una serie destinada a orientarte un poco más en cuanto a productividad. Después de publicar ese primer artículo, nos dimos cuenta de que se nos iban a quedar muchas cosas en el tintero. Y, en este sentido, toda ayuda es poca. 

Así que pensamos que merece la pena dedicarle un ratito de tu tiempo a pensar en la manera de mejorar tu forma de trabajar. Como precisamente lo que queremos es que ganes ese tiempo, no nos enredamos más y pasamos directamente a esos 5 consejos para ser productivo sin dejarte la piel en el intento.

Cada persona tiene un periodo del día en el que es más productivo. Algunos están más frescos por la mañana y es cuando todo fluye de una manera más efectiva. Otros, sin embargo, llevan fatal madrugar y exprimen mejor su día durmiendo unas horitas más.

Tienes la enorme suerte de poder decidir sobre tu horario. La mayoría de los trabajadores por cuenta ajena lo tiene definido y es muy inflexible. No cometas el error de imponerte un horario de 9 a 17h porque sea lo estándar: busca el que te haga sentir más cómodo (y productivo) a ti.

¿Quién dice que no puedes hacer jornada intensiva todo el año? Solo es cuestión de organizarse en clave de productividad.

Es una tendencia que, poco a poco, se va consolidando en el mundo empresarial de manera global. El viejo modelo presencial, en el que cuenta más calentar la silla que el tiempo efectivo que se le dedique al trabajo, empieza a estar obsoleto (afortunadamente).

Tener un despacho en casa es una forma de ser productivo por diferentes aspectos. Principalmente porque te ahorras los desplazamientos en hora punta: son ladrones de productividad e implican una gran cantidad de tiempo absolutamente perdido, porque poco puedes hacer mientras conduces o viajas en un transporte público abarrotado.

Además de ganarle esas horas al reloj para trabajar, alternativamente puedes dedicarlas a hacer ejercicio, leer, dormir o llevar a los niños al cole. Es tiempo absolutamente recuperado.

Sí, sí, este consejo parece contradictorio con el anterior, pero es que depende de cada persona. Mientras que para algunas –como esas mujeres que han sido madres y buscan un negocio para montar desde su hogar– trabajar desde casa es ideal y les ayuda a optimizar mejor su tiempo, para otras resulta muy difícil ser productivo desde casa. 

Tener la oficina en casa supone estar expuesto a muchísimas distracciones; las tareas no laborales tienden a mezclarse con las que sí lo son, y cuesta mantener el foco en la productividad cuando suena el timbre o te acuerdas de que tenías que poner una lavadora.

Además, psicológicamente, hay veces en que se hace cuesta arriba el no salir del mismo espacio tanto para trabajar como para vivir. Los límites se vuelven confusos y la casa “se te cae encima”.

Si eres una de esas personas que no están cómodas con el teletrabajo, puedes buscar soluciones económicas y versátiles como los coworkings. Incluso si te va bien el remoto, es una opción a valorar para ver a gente de vez en cuando y tener acceso a un lugar para reuniones.

Todo emprendedor sabe que hay un tipo muy extendido de cliente y proveedor al que le chiflan las reuniones. A la mínima de cambio busca un pretexto para “sentarnos a verlo”, sea lo que sea.

No te voy a decir que no te reúnas (aunque ganas no me faltan). Pero sí que te recomendaría, en aras de la productividad, que antes de fijar una cita te plantees si es realmente necesaria. En caso afirmativo, plantéate si puede hacerse por videoconferencia o tiene que ser en persona necesariamente.

Abusar de las reuniones en salas de juntas y despachos es una pérdida de tiempo productivo miserable. Gente que se tiene que trasladar, alguno que siempre llega tarde haciendo que todo se detenga y, cuando por fin se acaba, volvemos a tener que desplazarnos. Absoluta inoperatividad.

Así que lo mejor son reuniones online y de una duración razonable, porque las reuniones largas son improductivas ya que se acaba divagando. Media hora como máximo es lo ideal.

Lo que no se mueve se estanca, esto es así por definición. Por eso, te animamos a que te muevas mucho y a que no dejes de formarte. Si te vas reciclando, conseguirás adquirir nuevos conocimientos y habilidades que te permitirán crecer profesionalmente.

Haz cursos o plantéatelo de manera autodidacta buscando herramientas que te faciliten el trabajo del día a día una vez implementado lo aprendido.

La formación tiene otro aspecto positivo a tener en cuenta, y es que representa una manera de seguir vinculado a tu aspecto profesional, al mismo tiempo que funciona como paréntesis en tus tareas diarias.

Si te apasiona lo que haces, seguro que quieres aprender a hacer más. Y esto resulta muy gratificante, con lo que se compensa ese esfuerzo adicional que toca realizar.

Hasta aquí estos 5 consejos para ser productivo sin dejarse la piel en el camino que, unidos a los 5 de la entrega anterior, suponen un decálogo que puedes adoptar para emprender sin volverte loco o loca.

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