4 Tips de productividad para emprendedores

En realidad, da igual que seas un freelance que trabaja desde casa o que tengas una empresa con empleados, maquinaria y una nave en un polígono industrial. El carácter del emprendedor y las tareas que desarrolla tienen muchos rasgos en común.

Por lo general, todo aquel que está detrás de una iniciativa empresarial suele tener que hacer cientos de gestiones al día, desde gestionar una agenda, pagos, cobros, tener reuniones, tratar con proveedores, clientes, socios, estudiar… Todo ello puesto sobre la mesa nos puede parecer incluso agobiante.

Este es el más elemental, pero también el que más nos suele costar cumplir. La principal diferencia entre emprender y trabajar por cuenta ajena es que los emprendedores nunca bajamos la persiana y nos vamos del todo del trabajo.

Mantenemos la cabeza ocupada con todo aquello que hay que hacer, consultamos el email a deshoras, nos levantamos un domingo a las 8 de la mañana y nos ponemos a trabajar… Esto, y te hablo desde la experiencia personal, es un error capital.

Si no eres capaz de crear compartimentos estancos en los que haya espacio también para el ocio y la familia, en el medio plazo puedes empezar a tener esa horrible sensación de estar quemado.

Plantéate un horario y trata de respetarlo, por lo general nada es tan urgente como para tener que hacerlo a las 8 de la tarde de un domingo. No te sientas culpable por descansar porque es imprescindible.

Fíjate objetivos porque es el primer paso para cumplirlos. Si simplemente te dejas llevar por la inercia, las cosas pueden ir bien, no te lo negaré, pero será más complicado.

Esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero es imprescindible. Piensa en ti mismo como emprendedor y haz un listado de aquello que te define. Puedes incluso hacer una matriz DAFO de ti mismo (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades).

Ellos son los que tienen la culpa de que vayamos de cabeza todo el día. Los ladrones o frenos de productividad son algo con lo que todos debemos lidiar, pero que se pueden minimizar.

Lo primero es que detectes cuáles son los tuyos. Los más habituales suelen ser:

• Email: ¿cuántos respondes al día? Muchas veces detienes la actividad que estás haciendo para contestar un correo, cuando terminas vuelves sobre el trabajo y te acuerdas de otra cosa que había que hacer, mandas otro email, vuelves, te descentras… El consejo de productividad en este sentido es sencillo: prioriza. No todos los emails son urgentes.

• Reuniones: es el ladrón de tiempo por excelencia. Según mi propia experiencia sólo el 20% de las reuniones son productivas y, de ellas, sólo el 20% del tiempo empleado es útil. Minimiza al máximo las reuniones (especialmente las presenciales) y acótalas porque las reuniones son como el gas y si no se les ponen límites se expanden y se expanden.

• Teléfono: aplica lo mismo que al email y, si es posible, haz todas las llamadas necesarias en un mismo periodo de tiempo. Dedica un rato al final de la mañana o a media tarde para el teléfono.