Cómo reducir la huella de carbono de tu eCommerce

El comercio electrónico ha tenido un importante impacto en todo lo que nos rodea. Ha cambiado nuestra forma de comprar y vender, ha creado nuevos modelos de negocio y ha revolucionado por completo el comercio.

 Pero este impacto, que a grandes rasgos es positivo, también tiene un reflejo en aspectos que no lo son tanto. Y es que cualquier actividad desarrollada por una persona o una empresa produce una huella de CO2.

Apunte rápido para aclarar conceptos: se denomina huella de carbono a la cantidad de gases de efecto invernadero que se producen como resultado de una actividad.

 Esto incluye acciones directas, como el CO2 vertido por los vehículos que transportan las mercancías, e indirectas, que podría ser la energía necesaria para producir un bien de consumo.

 Cabe decir que el eCommerce es, por lo general, más eco-friendly que el comercio físico o retail. ¿Por qué? Principalmente porque es más eficiente a la hora de mantener instalaciones. Una tienda requiere de iluminación, calefacción, refrigeración… y recepción diaria de stock.

 Por hacernos una idea: según los datos del Ministerio de Industria, en España hay 541.464 establecimientos, así que multiplica las toneladas de CO2 que vierte una sola tienda por esa cantidad.

 No obstante, el eCommerce también es contaminante y debemos reducir la huella de carbono de nuestra tienda online. Podemos hacerlo siguiendo estos consejos.

Hay cosas que parecen pequeñas, pero que tienen un impacto real y directo en la huella de carbono que deja tu tienda online. Nos referimos a los recursos que consumes cada día.

 El packaging, por ejemplo, debería ser siempre de un material reciclado y reciclable. Esto incluye los rellenos que se utilizan para proteger los productos que viajan en el interior de las cajas. Hay muy buenas alternativas basadas en celulosa o fibras vegetales. De poco servirá que la caja sea de cartón reciclado si luego va llena de plásticos.

 Otra medida que puedes tomar es la de utilizar solo el embalaje imprescindible. Si usamos una caja demasiado grande, esto nos obliga a darle una protección extra al producto, gastamos más material y ocupamos un espacio extra de almacenaje y envío. Todo ello tiene un impacto en el uso de recursos que generan CO2.

 La tienda online en sí no necesita de un espacio físico, pero estar activa consume recursos en forma de energía eléctrica. Asegúrate de que la empresa de hosting utiliza energía limpia para mantener activo tu servidor.

 Por supuesto, valora el teletrabajo para reducir la huella de los desplazamientos. Y si tienes una oficina o instalaciones de cualquier tipo, como un almacén, haz lo propio y utiliza energía verde (y si puedes instalar paneles solares, todavía mejor)  

Sin lugar a dudas, la actividad más contaminante derivada del eCommerce es la relacionada con la logística.

 Con la venta online se ha multiplicado la cantidad de envíos y, con ellos, la de centros logísticos utilizando recursos y la de vehículos consumiendo combustibles fósiles por tierra, mar y aire. Este apartado es uno de los primeros en los que tenemos que poner el foco. 

 Por nuestra parte, tenemos que minimizar la cantidad de envíos internos. Procura centralizar las recogidas con destino al almacén para que sean solo las imprescindibles.

 Si gestionas tu propio base logística es importante que:

•  El almacén esté bien ubicado para que los trayectos sean menores.

• Los vehículos que utilices para el reparto sean sostenibles (eléctricos o propulsados por gas, por ejemplo).

• Que optimices las rutas de entrega de manera eficiente para evitar desplazamientos innecesarios o en vacío. Hay herramientas que te pueden ayudar con esto de manera automática.

 Todo esto aplica también al uso de 3PL o empresas de logística de terceros. Interésate por cómo trabajan y hasta qué punto son sostenibles, porque de ello dependerá en gran medida la huella de carbono de tu eCommerce.

Lo hemos puesto en tercer lugar, pero debería ser el primero. Tus productos deberían estar fabricados utilizando materiales sostenibles.

 Para conseguirlo, haz un seguimiento de los procesos de tu proveedor para asegurarte de que existe una buena praxis; y –esto es importante– utiliza materiales y recursos de proximidad.

Es tentador y más rentable acudir a proveedores en China o la India, pero allí son más flexibles con el impacto ambiental y social. Además, traer esos productos hasta Europa genera una enorme huella de carbono a través de la logística.

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