Smart Packaging: la revolución empieza por fuera

Aunque algunas veces se utiliza el término “smart” o “inteligente” casi como un reclamo de marketing, este no es en absoluto el caso. Hablamos de cómo a través de la tecnología, dotamos al embalaje o empaquetado de un producto, de características adicionales que repercuten en beneficio del mismo o de la experiencia de usuario. 

Leído así suena muy bien, pero vamos a entrar un poco más en detalle. Lo principal es tener en cuenta que nos referimos a packaging, es decir: cualquier contenedor que se utilice para hacer llegar el producto al cliente y esto puede incluir absolutamente todo. Entraría en esta definición desde la caja del artículo en cuestión a los embalajes internos y el envase protector de la compañía de logística, por ejemplo. 

Después hablamos de características adicionales a través de la tecnología. Ya sea porque la caja tiene sus propios atributos (un envase de bombones refrigerado o un packaging de abono para plantas biodegradable), o también porque se le puede inyectar esa funcionalidad a través de tecnología externa (imagina una caja de la que puedes conocer el contenido sin abrirla gracias a la Realidad Aumentada).

Depende del uso que seamos capaces de hacer de él estratégicamente, pero lo que está claro es que:

Ya sea porque aporta algún tipo de utilidad especial o porque resulta lúdico, el usuario se encuentra con esa funcionalidad extra que le ayuda y, de alguna forma, cierra el círculo desde la fase de descubrimiento a la de compra.

Hagamos que los clientes asocien ciertos valores tecnológicos y de compromiso con el usuario a través del propio envasado.

Muchas veces cuesta mucho encontrar esos mecanismos que hagan que nuestro producto destaque ante la competencia. Si vendemos un artículo muy similar a otro o, directamente idéntico al provenir del mismo proveedor, todas las bazas que podamos jugar pueden llegar a ser definitivas.

Si se asocia a una mecánica como un concurso o una encuesta puede reportar muchísimos beneficios, ayudar a fidelizar e, incluso, generar leads. 

Sólo con estos factores ¿no crees que ya merece la pena darle una oportunidad al Smart Packaging?

Puede parecer que necesitas un equipo de I+D repleto de científicos, pero no es así necesariamente. Algunas veces basta con un simple código QR que el usuario puede leer con su teléfono. 

Es evidente que, si la tecnología va a utilizarse para alterar el packaging añadiéndole funcionalidades autónomas, como en el caso real de la caja de bombones refrigerada, necesitaras a esos técnicos y una capacidad de producción avanzada. 

Si optas por la Realidad Aumentada, el envase prácticamente no sufre ninguna alteración en sí mismo. Se utiliza un marcador que puede ser el código QR que comentábamos o cualquier otro elemento, por ejemplo, la imagen del logo, que al ser escaneado desde una aplicación dispara la interacción proyectando sobre el envase y el entorno real una imagen de síntesis que puede ser tridimensional. Eso sí: necesitas tener un equipo técnico detrás con conocimientos avanzados. 

Entonces ¿por qué te decía que basta con un QR? Porque si le das una vuelta a la creatividad se puede hacer sin tener que invertir en todo lo anterior (aunque realmente es espectacular). Detrás de estos códigos lo único que hay es un enlace así que, por ejemplo, podemos hacer que, al ser escaneados, nos lleven a un video alojado en YouTube en el que hay un tutorial sobre cómo configurar/usar el producto. Fíjate de qué manera tan sencilla se puede llegar a sacar partido de la tecnología aportando un valor real prácticamente sin coste.

Seguro que estás deseando que te los muestre y es que es una muy buena forma de entender mejor de lo que estamos hablando y ver la aplicación real del envasado inteligente. 

Entre los que involucran directamente la confección podríamos hablar de un tapón inteligente que se utiliza para saber si la leche está fresca o no sin la necesidad de probarla, esto es un concepto aún, pero la confianza que puede aportar al usuario y el ahorrarle más de un trago de leche agria parece una gran idea. Llevados a la práctica, un buen ejemplo sería el de Heineken y sus latas impresas con tinta reactiva a la temperatura, que sólo se muestra cuando es inferior a cero grados y el producto es óptimo para el consumo. 

También hemos hablado de Realidad Aumentada alterando a través de una App el entorno del usuario y el propio packaging. Aquí encontramos muchos ejemplos interesantes.

En este vídeo habrás visto unas cuantas alternativas que van, desde una simple animación del envase que puedes compartir en redes sociales (generando engagement con los usuarios), a concursos y juegos. El límite es tu imaginación y la capacidad técnica de tu equipo, claro. 

Por último, cerramos con otro buen ejemplo, el de Amazon y su Package X Ray. Lo lanzó con motivo del Black Friday 2016 y la idea, muy sencilla, resulta genial. Previendo que los usuarios iban a recibir una gran cantidad de paquetes en poco tiempo, gracias a esta funcionalidad de la App, podrían conocer el contenido de cada uno de ellos sin necesidad de abrirlos. Lo único que hace falta es poder escanear el código de barras.

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